Hoy el único enemigo es el deseo
las ganas feroces de arrastrarle
desde esa cordillera de afonía
hasta estas grutas
que han pasado de oscuras a encarnadas
embeberlo en los destilados más secretos
planear bajo el ala de sus resuellos
y perdernos en
un archipiélago tan extraño
como estos silencios que se amontonan.