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31 dic 2020

ciclos

Una incisión más, en la espiral  de nuestra historia. Otra vez la ilusión de vivir instalados en algo llamado realidad. A ver que alcanzamos a leer en este nuevo párrafo de vibración e interacción. Tal vez una oportunidad para expandir hacia el caos, esas ondas que nos conforman.

25 dic 2020

ensayo

Un fractal del pasado golpeando la ventana

los sonidos del cristal percuten en las células

el ritmo se acelera con el vino

una gota sangrante ilumina sus labios

una gota perfecta, apasionada

que se deja abducir por la lengua  sedienta

ahora más intrépida.

 

18 dic 2020

entrenando

La humanidad ha estado dos minutos en este planeta, a eso se reducen en el tiempo cósmico los millones de años que llevamos en él. Sin embargo, las esperas son siempre largas y están hambrientas. Los ruidos de la espera son oscuros y no se escuchan con los oídos sino con las vísceras. Transformamos al olvido en una ilusoria lluvia dorada, el dorado encandila y nos distrae de la incertidumbre. Mientras, los ritos ayudan a canalizar el miedo. Todos estamos en tránsito y esperamos lo mismo.

13 dic 2020

poeta

 Me enamoré de sus versos

no sé si detrás de ellos hay un hombre

habitando en alguna periferia

un seudópodo verde

o un fantasma desdentado

Sus versos hablan de amores feroces

de impolutos demonios

de abrazos en el éter

de huracanes de risa

de abismos de agonía

de la filosa soledad

que provoca el deseo.

 

8 dic 2020

sin ritmo

Todo ha perdido su ritmo

menos la ignorancia

todas las almas se han vuelto autistas

el mundo se ha vuelto pélvico

La muerte es sólo un cúmulo de ansiedades  

y sueños aplastados.

3 dic 2020

sin sentido

Los ruidos desaparecieron de la faz de la Tierra. No solo los ruidos, sino todo lo que implicara algún sonido, por mínimo que fuese. El silencio era absoluto como en una cabina insonorizada. Algo me decía que en otros lugares del mundo aún existían los sonidos, un susurro, un gemido, el crujir de una hoja al ser pisada, la música, las palabras. Emprendí un viaje en busca del ruido. 

1 dic 2020

magia

Me gustaría ser maga

y  actuar en un gran salón

ante un centenar pendiente de mis trucos

transformar los venenos en manjares

regalar libros en las tardes lluviosas

y en las noches festivas

no defraudar a nadie

me voy lejos aunque el  viaje

me acabe descamando el alma  

nadie sabe cómo concluirá la propia historia

quisiera atravesar sin darme cuenta                

las fronteras de la agonía

dejar atrás los portales de la ira

donde se agitan las almas enclenques

que todo se aligere

mientras la distancia crece

hasta llegar a la estación prometida

donde nadie me espera.

 

7 nov 2020

puertas

 

Hoy no puedo abrir nada, el ordenador va muy lento y no me deja leer los mensajes. La puerta del baño se ha cerrado sola con un golpe de viento y está trabada, como si alguien la hubiera cerrado por dentro con llave. Hay  otra entrada, es por la habitación de mi compañero de piso, que hace meses que no viene por casa. Para pasar por esa leonera, lo hago tapándome la nariz. Después de sortear olores, bacterias y alimañas, entro en el baño para descubrir que no hay agua, del grifo surge un ronquido ahogado, pero no sale nada líquido, empiezo a sudar. Salgo a la calle con la esperanza de encontrar a alguien, un vecino o un operario que me de alguna información, no veo a nadie. Sólo las hojas que se elevan del suelo gracias una sorpresiva racha de viento, que además cierra la puerta de la casa con un estruendo aterrador. Se ha cerrado la puerta y yo no tengo la llave, me doy cuenta de que estoy hiperventilando. No hay agua, no tengo llave, ni la posibilidad de entrar por alguna ventana, una gota de sudor me cae sobre la camiseta, comienzo a aporrear la puerta sin ningún resultado, por supuesto. Busco en el bolsillo del pantalón, hay una tarjeta de visita, intento abrir la puerta con su ayuda, el cartón se va destruyendo al meterla y hacer palanca. Subo al muro que lleva al tejado del garaje, llego gateando sobre el tejado hasta un hueco entre las casas donde, con la ayuda de una escalera, podría alcanzar la ventana del baño. No hay escalera, debo saltar hasta el hueco, no caigo con elegancia, mi rodilla se chafa contra el suelo, trepo hasta alcanzar la ventana y me hago daño en la mano derecha. Entro, por fin.

Me siento a escribir y veo bajar un coche por la calle que está al otro lado del bosquecillo. Siempre supe que viviría en una casa encima de una colina y mientras escribiera, vería bajar un coche por la calle de enfrente. Un trozo de calle entre los pinos, con casas blancas y muretes de piedra.

Después de una semana, la puerta sigue sin abrirse, lo ha intentado Álvaro, un amigo  que pasó por aquí, pero nada, tampoco es que sea muy manitas.

Hay algo que va cerrándolo todo, el bote de estevia, que dejaba caer las pastillas a la taza, se ha trabado, está lleno de pastillas que no puedo usar, he hurgado en la abertura con un cuchillo, pero sin éxito. 

Me he encontrado con Lena para comer en el puerto, pero nada más sentarnos, alguien le llamó para decirle que al coche de sus músicos se le había trabado la puerta y no podían sacar los instrumentos para montar en la sala donde tendrían que tocar un par de horas más tarde. Me dejó allí plantada con la carta en la mano y se fue pitando.

Una semana más tarde

Me encuentro con Lena otra vez y me dice que aquello de la puerta del coche lo resolvieron con un cerrajero, pero ahora en su casa se atascó la puerta de la habitación y tiene que entrar por la ventana. Como yo, prefiere aguantarse y esperar, un abre puertas de urgencia escapa a nuestros magros presupuestos.

Dicen los esotéricos sufís que el hombre alcanza la verdad atravesando cuatro puertas, yo ni siquiera puedo atravesar la del baño de mi casa y Lena entra a su habitación por la ventana.

 

 

 

3 nov 2020

añicos

La vida es un puñado de espejos rotos y sucios, en su turbia superficie nos reflejamos. Así reflejados de a trozos, intentamos reconocernos.

25 oct 2020

mundis

 Las letras se escapan

cuando no las miramos

los monstruos de la ciudad se han despertado

y hacen su ronda secular

atravesando de a ratos los senderos

que llevan de la distopía al patetismo

hay que esconderse

debajo de los campanarios mudos

los hechos son la materia

de esta nueva ignorancia

tu presencia se ha perdido

en un espacio amorfo

y en cada sueño

bailamos con la muerte .

22 oct 2020

desenfocado

El espíritu se hunde en el centro de la tierra

mientras el cuerpo vuela

tal vez viajemos en el tiempo

más de lo habitual

se percibe el giro del planeta

demasiado rápido 

más que un avión al despegar

Y para no morirse

uno promete cosas imposibles.

3 oct 2020

sueño

 

El inquieto, ese que hace que no dejemos de movernos, ni de fruncir el ceño

El que llega inoportuno y terminante, después de una noche en blanco

El profundo, en medio de las siestas soporíferas del verano,  del que vamos saliendo sin saber dónde estamos, ni si es de día o de noche

El  que llega repentino después de una jornada de agotamiento, cuando  abandonamos el cuerpo tumbados en el sofá

Ese que al despertar nos deja algún fantasma moviéndose entre las sábanas, que se levantará con nosotros y nos acompañará un rato en la rutina diaria

El que nos sorprende abrazados a otro cuerpo y nos envuelve a ambos, guiándonos en el viaje onírico como si de uno solo se tratara.

 

23 sept 2020

visita

 

Feliz insomnio, amores de mi vida

aunque he viajado al país del desapego 

estaré visitando vuestras camas

con  sonrisas quebradas 

me recordarán varios

alguna lágrima sorprenderá  a algún otro

habrá a quien le asalte 

un ahogo ante mi ausencia

que le dolerá aún a su pesar

a alguien le ofenderá el abandono repentino

y  estará, también

la temida  indiferencia

de aquel que ronca 

ajeno a su propia existencia.

 

 

13 sept 2020

unnamed

 

La tormenta ha matado a un pequeño jabalí,  ahí yace como dormido, a un lado del camino

Aunque a veces percibo que me he salido, el reloj de la torre no deja que me escape del tiempo

A su vez, el tiempo va escapándose cada vez más de prisa, cada vez más lejos

La mayoría cree en la historia oficial, en las mentiras más burdas

Me cuesta concentrarme en medio de la furia

Somos el producto de un estúpido momento en que dos seres no menos estúpidos cometieron una inconsciencia supina, creyéndose dignos de multiplicarse, muchos nos habrán concebido borrachos, otros drogados, otros sin querer, porque el preservativo se rompió. Ah, nuestros orígenes

Y nos creemos importantes.

 

8 abr 2020

distopía



Al borde del fin del mundo
la vida se ha vuelto silenciosa
un hueco por dónde cae el tiempo
sólo repiqueteos por las tardes
cuando el sol se hunde perplejo
ante nuestro destino
se nos permite viajar
al país de los recuerdos
al lejano planeta del toqueteo
una mentira sigue a la otra
Los días se han alargado
pero la eterna noche continúa.


25 mar 2020

Los días en todos fuimos monjes


Desde esta casa que no es la mía sino el sitio donde me ha pillado el confinamiento, escucho sirenas con una frecuencia ascendente, veo una ciudad desierta mientras convivo con un gato melancólico que echa de menos a los habituales moradores. Primero pensé que era mejor quedarme aquí sola porque tenía gripe y nunca se sabe, para qué exponer a mi familia que estaba pasando unos días en mi casa. Ya estoy bien, pero la idea de volver a una casa que continúa  llena de gente y donde tendría que permanecer sin escapadas, me dio cierta claustrofobia y me quedé, de paso, les resuelvo el tema del gato.
Dicen que cada cosa en la vida sucede con un propósito. El motivo de esto, según la teoría que más circula es el de la guerra bacteriológica, una conspiración de los grandes ya prevista desde hace tiempo. Así es, ni bien se instaló la peste, muchos se apresuraron a denunciar la guerra bacteriológica. Bill Gates lo había sugerido ya en 2015, un escritor americano, incluyó el virus de Wuhan en una reedición de su novela en 2008 y un vídeo del 2010, llamado la misión anglosajona, describe la pandemia con lujo de detalles.
Por lo demás, cada cual vive en su propia peli. Unos cantaban en los balcones y aplaudían a los sanitarios, hasta que llegaron los chinos y dijeron que eso era una inconsciencia ante un virus que se propaga por el aire. Al parecer, los chinos han venido a ayudar, porque son los que lo tienen más claro, ya que el virus fue generado por ellos o para ellos, según la versión que más nos resuene. Otros se quejan de que los niños necesitan salir, un universo de contradicciones, las mascotas sí que pueden ser ventiladas, los humanos, no. Y luego están los ilusos, que piensan que en un mes todo volverá a ser como antes. Claro, cómo no, si lo ha dicho el gobierno.
En las redes hay tutoriales para todo, hasta para masturbarse terapéuticamente durante el confinamiento. Tutoriales y publicidad indeseada. Hasta hace algunos días solían aparecer anuncios del estilo de solteros en tu ciudad, la verdad es que nunca he creído en el tema de las relaciones virtuales, no me causaban ninguna gracia esos anuncios. Pero ahora, desde que comenzó la epidemia, solo aparecen publicidades de funerarias o de cómo hacer para no pagar un entierro. Que vuelvan los solteros.
Replegados en casa y saliendo a comprar con mascarillas, pobres, sin trabajo, y cuando todo se termine, saldremos a la calle con miedo al aire puro, a la miseria y más miedo a la libertad que nunca. Una infinita sucesión de miedos.  La verdad es que al cultivar la soledad y la incertidumbre desde siempre, este aislamiento no me mueve un pelo. Las calles y las playas están vacías como siempre las he soñado, sólo que no puedo disfrutarlas. Nadie puede.
Lo que en un punto se me atraganta es la imposición, el paternalismo policial. Una película que creo haber visto ya en algún otro sitio. También me repele el culto ciego a unos medios cada vez más burdos e ineptos.  Como suele suceder con las crisis, donde salen a relucir los dones y vergüenzas del ser humano, algo muy frecuente en situaciones de este tipo, es que en general cuando más años suma la gente, más terror tiene de desaparecer. Siguen con morboso fervor, el conteo de los muertos y tiemblan, acusan al que se atreve a darse una vuelta por un parque solitario, denuncian, reverencian a sus pantallas. Ya lo escribió Orwell hace casi setenta años y hoy  todo es tal cual lo muestra en su obra. Aunque he  estado intentando no emitir juicios, porque cada cual lleva sus propios ritmos y elecciones, no lo he logrado. No puedo evitar indignarme al ver lo patéticos que se han vuelto muchos de mis contemporáneos, esclavos de sus demonios, sus miedos y sus miserias, identificándose con sus cuerpos cada vez más enclenques, intentando cualquier cosa, menos reconocer la profunda ignorancia en la que habitan. Se resisten a quitarse sus estúpidas máscaras y sufren, les encanta sufrir, regodearse en su mierda. Afortunadamente, muchos jóvenes aprovecharán esta noche oscura para iluminarse.
De varias maneras, este cataclismo depura el planeta y nos obliga a muchos a hacer limpieza profunda. Por mi parte, limpiaré mis gafas, me alejaré de los amargos para siempre, confirmaré que hay espejos en los que definitivamente no querré reflejarme jamás. Beberé, como un joven colibrí el néctar de la vida, que cada día es un regalo.

3 feb 2020

portal

El año comenzó ventoso. En realidad, comenzó despertándome con los ruidos de la gente brindando a gritos y el estruendo de algunos petardos, me levanté para ir al baño,  bebí un sorbo de agua y volví a la cama. 2020, una resonancia extraña,  un fenómeno resonante que no se daba desde el 1010, es curioso, los números hablando otra vez, pero es que una conjugación numérica de esta índole recién se volverá a presentar en el 3030. Todo en el 2020 se anuncia como intenso,  así fue el mes de enero, que pasó como un torbellino devastador y a la vez con la lentitud de una tortura china (me rehúso a hablar de virus). El 2020 por momentos parecía decidido a transcurrir en un enero eterno. Hasta que por fin enero cedió el paso a febrero y hoy el número dos vuelve a imponerse en forma de espejo.
Me encuentro en un lugar del mundo donde el absurdo es el pan de cada día, convengamos en que este es un mundo absurdo, pero este sitio, lo es aún más. Un lugar habitado por millones de tontos que se creen más listos que el resto del universo, que viven en constantes disputas con el vecino, con políticos que ellos mismos votan, con los equipos de fútbol que ellos patrocinan. Aquí el deporte nacional es culpar, les encanta echar culpas. A pesar de caos en que todos viven inmersos parecen tener mucho tiempo libre para culpar. Las mujeres culpan de todo a los hombres, han impuesto la moda de reunirse para reconocerse víctimas de algo que seguramente le han hecho los hombres, los aniquilan con sus lenguas mientras ellas sanan los úteros, las trompas de Falopio, las uretras. Curiosamente, los hombres culpan a otros hombres de algo, pero aún no se les ha dado por rendir culto a sus nueces de Adán, aunque como están las cosas, no me extrañaría. Mañana todos me culparan a mí, por supuesto, por reírme de tanta gilipollez sectaria.


utópica

Sueño con un mundo minúsculo, donde no quepa nada más que la vida cotidiana de unos pocos, compuesto de un solo pueblo, con el parque y la p...