Detrás de él venían los
versos
tratando de abrirse paso sin
ser vistos
y de tanto esconderse les
crecían las raíces
se deslizaban dentro de él,
desplazándose
como ese animal que es mejor
no nombrar.
El zumbido del insomnio, se mezcla con el bisbiseo apenas audible de la madrugada la noche se expande en movimientos concéntricos ...