Quizás es una suerte
que nunca atravesemos la
dimensión del ahora
siempre es hoy lo que gotea
en la cabeza
la mente, dondequiera que
esté
es permeable como el
espacio
Hay que entregarlo todo
a la aguda inteligencia del
instinto.
Que no nos roben las palabras ni nos enturbien la memoria
Lo que vi y no debí haber visto. Lo que viví y no debí
haber vivido. Lo que hice y no debí haber hecho. Las reacciones que tuve y no
fueron las que tendría que haber tenido. Lo que dije y podría haber omitido.
Mi mente va segregando cuentos, algunos permanecerán inacabados, mi boca expulsa una historia que se repite hasta el infinito en todas las versiones posibles. Me inclino ante toda manifestación de sabiduría. La juventud ha empezado a parecerme una prepotencia
Todo es cuestión de sustancia
la suavidad me impide detenerme
solo permite florecer
la luna es un felino en llamas
atenta a Venus y a la otra
como siempre
atenta a los deseos congelados
algo nos aplasta y ningún escudo
es fuerte
el mundo está en su peor momento
ya no hay lugares fáciles
Cuando el universo decida
vengarse
todos pagaremos
también los mensajeros
no hay anclaje posible
El camino está siempre
flanqueado por los miedos.
Ruedas que rechinan
en el entorno de la paranoia
maletas llenas
almas vaciadas
presencias
que no encuentran espacio
el deseo que
camina siempre
del lado de
lo absurdo.
un verdugo
que nos salva la vida
porque es
invierno
y el vino lo
sosiega.
Quizás es una suerte que nunca atravesemos la dimensión del ahora siempre es hoy lo que gotea en la cabeza la mente, dondequiera que e...