el reino

Cada noche vivimos una realidad saturada de efectos especiales. Volamos, levitamos, mantenemos batallas, participamos en maratones. Hablamos con los muertos, tenemos sexo con quien jamás hubiéramos pensado, nos aterramos, herimos y nos hieren sin que eso altere nuestra integridad. Nos desplazamos repentinamente de una selva a una nave espacial. Lloramos como jamás nos permitiríamos hacerlo. Me apena la gente que no recuerda sus sueños.

  

tiempo de eclipses

Me acostumbré a vivir con el sonido de los grillos en la cabeza. La luna siempre me ha hecho saber que está. A veces me despierta cuando llevo durmiendo horas, otras veces hace que salga a la calle repentinamente, en un momento en que jamás se me ocurriría salir. Cuando por fin la veo, entiendo que me ha llamado. Es como aquel ex amante que a veces te llama para nada concreto, sólo para que recuerdes que aún existe. La palabra luna, como ha dicho Borges, fue creada para la escritura de esa rara cosa que somos.

Hay eclipse lunar y todo está enrarecido, además a la noche le han robado una hora, los días serán más cortos. Lo raro es el planeta y su gente, que sigue encendiendo la tele o leyendo prensa y se traga los engaños, la incoherencia es cada vez mayor, quieren vendernos el cambio climático y la contaminación, los mismos que fabrican guerras. La gente traga, o está ocupada con sus miedos o entretenida con las pantallas. Son pocos los que piensan en la perversidad de tanta farsa. Han alargado las noches para que duerman aún más.