Ha sido un tiempo de luna,
de esperar que salga rellena a blanquear los campos, que calme a las cigarras y a los grillos, que nos
apacigüe los deseos inoportunos, que ilumine los miedos imprecisos. Un tiempo
de querer viajar hacia arriba, muy alto, allá donde habita el silencio.
Y este, era el lugar donde habitaban las musas, así lo he dejado y al regresar solo he vibrado neurosis. Las musas han huido, los
isleños se han vuelto pobres, sólo les queda el ego y el ansia de dinero.