Hace mucho que no paro por aquí. El tiempo… ese que algunas
veces nos lleva de la mano y otras nos empuja o nos aplasta. Hablando de aplastar, hoy ha sido un día
intenso, alguien casi me ha aplastado en
la carretera, por lo cual he decidido ir
por el arcén con mi pequeña moto, entonces he estado a punto de atropellar a
una madre con su niño en el carrito. Es la segunda vez que la cruzo, empujando
el carrito bajo una luz dudosa por el arcén de una carretera concurrida. Quiere morir, no quiero ser su socia.
Paré en la farmacia, tenía migraña, después de comprar me he estrellado
contra un muro de piedra, la scooter se aceleró, como si tuviera vida propia. Al
llegar a casa, se me rompieron dos copas, nomás entrar. El chamán diría que son
ataques psíquicos, cosas que nos pasan a los brujos. Luego bajé a nadar, y lo hice
con placentera parsimonia.
Al caer la noche, Peter y yo nos hemos encontrado después de
un año, nos besamos en el bosque detrás
de casa. Aún puedo ver los besos flotando entre los pinos.
¡Caray!
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