El tema que
ha estado rondando en los últimos tiempos es un claro reclamo de las chicas,
según el cual, sus amantes no practican con ellas el sexo oral. Fueron muchas
las quejas que se han ido sumando, diferentes edades, entornos y circunstancias
y por supuesto, personas diferentes. La conclusión es que un hombre que no es generoso en el sexo, tampoco lo es en la
vida, por lo que, mejor a otra cosa. Por citar un caso, mi amiga Mariel estaba
encantada con su nuevo novio, pero, justamente él falla en ese punto y esto hace que ella se cuestione seguir con la
relación. No le agrada tener que pedírselo (por cierto, ya lo ha hecho) cree que es algo que si a él no le surge de forma natural,
no tendrá sentido.
He estado
dándole vueltas al asunto y se me ha ocurrido que ahora que hemos retomado la
ancestral costumbre de celebrar el círculo de mujeres durante algunas fases
lunares, podríamos realizar una ceremonia para resolver este tema, invocando el
despertar oral de los tíos. Por ejemplo: Visualiza que baja a beber de tu
fuente, imagina el calor de sus labios y la humedad de los tuyos, respira y
siente como el placer va subiendo hasta tu cara. Ya sé que me saldrán con un Y
tú, que eres tan espiritual… Es que
aún no han logrado entender que sexo y espíritu van de la mano, uno es el
combustible que enciende al otro.
Vamos otra
vez…Relájate, imagina cómo y cuándo comienza a lamerte, cierra los ojos y
percibe como tu pubis se distiende poco a poco y la cavidad se abre, siente como coges su cabeza entre tus manos y
con las yemas de los dedos le acaricias la nuca, el lóbulo de las orejas,
mientras su lengua juega arriba y abajo con estos labios gozosos que van
poniéndose tensos, mojándose, invitándole a entrar. Te erizas, su lengua no
para y eso te sumerge en un universo delicioso, tu sonrisa estalla. Sí sí, así... tu placer derramándose en su boca. La
felicidad es esto, sí. Por un segundo te aguijonea el pensar si mereces tanto
placer. Y tanto que lo mereces, todas lo merecemos. Así que gime, móntate en una nube
y mécete en el paraíso, bébetelo, baila.
Pues no sé
si hará efecto, pero con probar.
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