Con los
fantasmas que impone el peor insomnio
con sus bagajes
de nombres, lugares y sonidos
Lidiar con el
momento de encontrarnos ahí
en la penumbra
del deseo
Lidiar con tantas
veces
en que nos dijimos
todo
hasta lo que no
fue dicho
Lidiar cuando el
alma se vuelve animal
Lidiar con los
que insisten
en ver en el
lobo a la ancianita
Lidiar con la
marioneta que somos
Y con el mórbido
titiritero.
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