Me desperté sabiendo que era una bruja, no era que
la transformación fuera notable, lo sentía. La intuición, el sexto sentido,
habían dejado de ser vagas percepciones, para pasar a la consumación. Los ojos
me dolían como cada mañana, pero al abrirlos mi mirada captó lo que captarían diez
pares de ojos con una visión normal, veía en todas direcciones, hasta podía ver
lo que había detrás de mí. Sentía
sobre el lado izquierdo del torso un
leve escozor que me decía que algo o alguien, había estado hurgando en mi
interior.
Al asomarme a la terraza y mirar hacia el mar, a los veleros que
volvían hacia el puerto, podía ver con detalle
a los ocupantes de los barcos que estaban a más de mil metros, podía
escucharlos y oler lo que estaban desayunando.
solo faltaba que echaras a volar
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn eso estoy Plebeyo
ResponderEliminarUn abrazo
en la bodega de uno de esos barcos hay un brillo de nieve. creo que es para ti.
ResponderEliminarun abrazo.
Sonó el teléfono...
ResponderEliminarQue maravillosos dones. Me encanta. Un beso grande, lou
ResponderEliminarFelicidades en este 2013. Un beso grande
ResponderEliminar