Dispersos han sido todos los
días de un año difuso, que empezó con un híbrido invierno al que siguió una primavera irresuelta, atrapada por un
verano que fue deshilachándose antes de
que el sol lograra imponerse, para insertarnos en la espesura de un otoño que ha quedado impreso
hasta en las últimas horas del 2013. Lo único real ha sido la untuosidad
plateada del mar bajo las lunas y la intermitencia del faro que se enciende para
nadie.
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30 dic 2013
26 dic 2013
sustancia
Despertar tiene un punto gelatinoso, ese estado en que
los pensamientos aún no se han vuelto
imágenes y conservan el misterio de la abstracción, cuando el cuerpo se
confunde con las sábanas y la mente es un revoltijo de información confusa,
pegoteada. Un estado similar al que se encuentra el gusano, envuelto en babas
antes de transformarse en mariposa. Todo es pegajoso en la naturaleza, la semilla germinando
en la tierra lodosa, los crocantes manjares que acaban en un bolo blanduzco
dentro de nuestras vísceras resbaladizas.
Nosotros mismos, que no somos más que el producto obtenido de la mezcla de dos viscosidades.
25 dic 2013
t o n
Fuego o hielo
la tibieza me provoca náusea
Vigilia
o pesadilla
la
duermevela me espanta
Oscuridad o mediodía
la penumbra y su grisura me ahogan
Salvajes o ángeles
consumados
me aburren los hipócritas
creyentes
La furia de febrero o la combustión de agosto
ni presuntuosos mayos ni vacíos noviembres.
21 dic 2013
invierno
La bola de luz andaba por ahí
tocando el universo
traduciendo las sombras
transformando los venenos
en manjares
la bola de luz
que regalaba libros en tardes lluviosas
y en tristes noches festivas
creaba nacimientos
en la escena del crimen.
19 dic 2013
gloria
...Yo quisiera ser ángel y soy loba
yo quisiera ser luminosamente tuya
y soy oscuramente mía.
Fuertes
yo quisiera ser luminosamente tuya
y soy oscuramente mía.
Fuertes
10 dic 2013
ojos
Oscuros, transparentes
soñadores o inquietos
agrietados por la aridez de la noche
en los insomnes
enormes en el espanto
de lo que nunca debíamos haber visto
cerrados con violencia
cuando los pensamientos caminan la tragedia
y la mente supera la marca
de sus peores pesadillas
de sus peores pesadillas
hurgando entre la nada
los ojos de los ciegos
añorantes de luz
inútil brújula
que marca sueños
de sombras emborronadas.
1 dic 2013
delfines
Ayer ha llovido toda la
tarde, a ultima hora se desató un viento fuerte y las olas se hicieron enormes,
me he puesto a mirar pelis en el ordenador, vi una de tsunami para concordar. Antes de
medianoche me preparé para dormir, pero cada vez que cerraba los ojos veía
delfines, al principio los movimientos ondulantes de los cetáceos me iban guiando hacia un sueño mullido, pero luego
comenzaban a hacer piruetas y a chillar y me desvelaban. A la una me levanté,
me preparé un porridge que resultó incomible y leí un rato para que viniera el
sueño, cuando apagué la luz, otra vez aparecieron los delfines. Puse otra peli, sobre
premoniciones, estaba bien pero iba a ritmo muy lento, cuando miré el reloj eran
las cuatro. Jamás tengo insomnio, me resistí a tomar lo que sea, cuando volví
ver delfines me levanté, el viento azotaba todo lo que hay en el balcón y abrió
el armario donde guardo los trastos. Miré hacia el faro por si lo de los
delfines fuera un mensaje, suelen mandar mensajes telepáticos, aunque es raro que aparezcan por estas aguas y menos en invierno. Volví a la cama. A las cinco empecé a tener frío y
a preguntarme qué hacíamos tantos millones de individuos malviviendo en este planeta y
creyendo en el destino.
Como no era un tema propicio para el momento, con intención de alejarlo me levanté
a escribir un relato donde en una noche de calor, durmiendo en casa de una
amiga, me despertaba debido al bochorno y al olor a tabaco que subía desde la
planta baja. Bajaba a la cocina y salía a la terraza, allí estaba Andrés, el hijo mi amiga, fumando, medio desnudo e insomne, un hombre de más de treinta años a
quien no veía desde que tenía diez. No bebíamos nada, nos mirábamos y nos
enrollábamos, él lo había dejado con su novia y yo andaba un poco ansiosa. No
llegamos a acostarnos, creo que percibí en su lengua cierto gusto a duda mezclado con sueño.
Finalmente a las seis me
dormí renegando de mi pacatería ficticia. Esta mañana al levantarme aún llovía
y había viento, pero también brillaba el sol. Hice mis respiraciones y vi desplegarse frente a la ventana tres olas oscuras, que
en seguida se transformaron en los saltos sincronizados de tres delfines, nadando con ellos había
un grupo de surfistas. Esto no suele pasar en invierno. Aquí estoy, tratando de captar el sentido de todo, buscando los caracteres delfínicos que habitan en nuestra especie y preguntándome si el cuento habrá sido provocado por los cetáceos, que al igual que los humanos, también practican el sexo recreativo.
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