Despertar tiene un punto gelatinoso, ese estado en que
los pensamientos aún no se han vuelto
imágenes y conservan el misterio de la abstracción, cuando el cuerpo se
confunde con las sábanas y la mente es un revoltijo de información confusa,
pegoteada. Un estado similar al que se encuentra el gusano, envuelto en babas
antes de transformarse en mariposa. Todo es pegajoso en la naturaleza, la semilla germinando
en la tierra lodosa, los crocantes manjares que acaban en un bolo blanduzco
dentro de nuestras vísceras resbaladizas.
Nosotros mismos, que no somos más que el producto obtenido de la mezcla de dos viscosidades.
Somos sustancia con vida, camino del vertedero: viscosidad en tránsito.
ResponderEliminar