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31 jul 2011
claustrofobia
La mía viene del barranco, un sitio que aparece en sueños una y otra vez, allí donde caímos rebalando mi primo Gustavo y yo cuando teníamos cinco años y desde donde pensamos que nunca saldríamos. Recuerdo la boca enorme de Gustavo abriéndose en un lloriqueo que me alteró tanto que, presa del pánico, le mordí la mano.
29 jul 2011
mitos
¿Que habrá de cierto en la historia del llanto imparable de Nietzsche?
Mares de tinta han confluído en sus lágrimas.
Mares de tinta han confluído en sus lágrimas.
28 jul 2011
lo que pudo ser
Tal vez me hubiese enamorado como una loca de él, si él no lo hubiera hecho de mí. Nunca me gustaron las simetrías.
26 jul 2011
23 jul 2011
hilandero
Mi primo Juanjo suele proveerme de algunos momentos de infancia, vividos en aquel pueblo perdido en el diccionario. La calle de adoquines y aceras con árboles cargados de naranjas, el gusto amargo de esas frutas engañosas, el almacén de Tito, la esquina de Malacalza, don Alcides, el castillo de Ferrari, las ramas de paraíso con las que cazábamos mariposas, la peluquería donde iban las mujeres de la familia a hacerse los peinados banana. Mis intentos de escapar por el ventanuco de la habitación durante la siesta, para al final decidir que era más simple esperar a que se duerman los mayores y salir por la puerta. Las horas misteriosas en que reinaba la Solapa.
17 jul 2011
¿para qué narrar?
¿Para qué recordar?
No hace falta hacer memoria, esos momentos están siempre ahí. Si no los echo fuera, no habrá más personajes que esa niña sin ángeles, que aún espera que alguien la recoja.
No hace falta hacer memoria, esos momentos están siempre ahí. Si no los echo fuera, no habrá más personajes que esa niña sin ángeles, que aún espera que alguien la recoja.
14 jul 2011
acerca de mí
Hago dos horas de gimnasia diaria.
Leo cuatro libros por semana.
Espero la luna llena y llego puntual a ver la salida.
Enciendo una vela cada día. Por las mañanas medito asomada a una ventana.
Cuento los segundos mientras hago pis, normalmente son 24.
Me tapo los oídos y miro algo verde cuando escucho una sirena.
Cuento hasta cinco y me toco la teta izquierda mientras se enciende el ordenador o el teléfono o la lavadora (tengo que haber llegado a cinco antes de que suene la músiquita de inicio)
Si al encontrarme en un sitio, llega mucha gente y me veo en el compromiso de saludar, escapo por la puerta trasera, si la hay.
No cierro la puerta de ningún baño, por miedo a no poder salir.
En los aviones, siempre en pasillo. No viajo en metro ni ascensor.
No soporto ver los envoltorios de plástico arrugados: tisúes, servilletas, ni ver trocitos de papel blanco en el suelo del baño. Tampoco botellas de agua a medio vaciar.
El resto, es muy íntimo.
Leo cuatro libros por semana.
Espero la luna llena y llego puntual a ver la salida.
Enciendo una vela cada día. Por las mañanas medito asomada a una ventana.
Cuento los segundos mientras hago pis, normalmente son 24.
Me tapo los oídos y miro algo verde cuando escucho una sirena.
Cuento hasta cinco y me toco la teta izquierda mientras se enciende el ordenador o el teléfono o la lavadora (tengo que haber llegado a cinco antes de que suene la músiquita de inicio)
Si al encontrarme en un sitio, llega mucha gente y me veo en el compromiso de saludar, escapo por la puerta trasera, si la hay.
No cierro la puerta de ningún baño, por miedo a no poder salir.
En los aviones, siempre en pasillo. No viajo en metro ni ascensor.
No soporto ver los envoltorios de plástico arrugados: tisúes, servilletas, ni ver trocitos de papel blanco en el suelo del baño. Tampoco botellas de agua a medio vaciar.
El resto, es muy íntimo.
12 jul 2011
eso
Siempre por ahí
la cosa
lo que todos tememos
muta y muta
un hombre delgado aparece en la oscuridad
la sala de un hospital
una calle mugrienta
el graznido de un cuervo
la mirada de varios cuervos
un escaparate lleno de ataúdes
una voz estridente
un grito inesperado
varias noches de insomnio
bocas que supuran vacío
la cosa
lo que todos tememos
muta y muta
un hombre delgado aparece en la oscuridad
la sala de un hospital
una calle mugrienta
el graznido de un cuervo
la mirada de varios cuervos
un escaparate lleno de ataúdes
una voz estridente
un grito inesperado
varias noches de insomnio
bocas que supuran vacío
10 jul 2011
I Concurso de Relatos Gastronómicos el Mirador del Norte: 3- Carta comestible, por Setarcos
Se pueden leer on line y se pueden votar. El tal jacobino me cae muy antipático.
6 jul 2011
la pequeña
Solo en aquella isla huelen los así bosques. La resina escapa de los árboles, brota ligera, se derrama sobre la corteza y baja hasta los senderos perforados por piedras y raíces.
3 jul 2011
sin título
Avancé guardándome los temblores
presumiendo de sorda ante mi sangre
lo encontré colgado en el trastero
enseguida sus ojos se volvieron morados
escaparon de las órbitas oscuras
dejando atrás las máscaras y las miradas secas
pronto será una bolsa de huesos arruinados
¿donde irá la consciencia
donde el ritmo intruso de los pensamientos
donde los mandatos lacerantes
donde la gracia de un mundo envenenado?
presumiendo de sorda ante mi sangre
lo encontré colgado en el trastero
enseguida sus ojos se volvieron morados
escaparon de las órbitas oscuras
dejando atrás las máscaras y las miradas secas
pronto será una bolsa de huesos arruinados
¿donde irá la consciencia
donde el ritmo intruso de los pensamientos
donde los mandatos lacerantes
donde la gracia de un mundo envenenado?
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