La bacteria había estado
soportándolo desde la sofisticación del microscopio, harta de verlo meterse en
su historia y la de sus antepasados, siempre investigando sus hábitos alimentarios y hurgando en todos los posibles
entornos donde pudiera reproducirse. Ella
ahora también lo miraba, veía una montaña color piel (el dedo índice)
moviéndose del teclado al mouse, del mouse a las gafas, de las gafas a la lente
y otra vez a las gafas.
Nico se quedó helado cuando
le avisaron que habían ingresado a Jorge en estado de coma, parece que se había
desplomado en el laboratorio mientras trabajaba. Dio algunas vueltas con el
teléfono en la mano y salió para el hospital cuando pudo reaccionar, al llegar
ya estaban allí sus amigos, uno lloraba y los otros pensaban por dónde empezar
a moverse, Jorge había muerto unos minutos antes.
Nico quiso saber más, cómo había
sido, si habían arriesgado algún diagnóstico al examinarlo.
-- Vete tú a saber –
respondió Carlos -- dicen que tenía el
bicho.
el fin...será por ahí
ResponderEliminarCualquier día nos comen los bichos, nosotros los criamos y ellos...
ResponderEliminarY por quién irá ahora...
ResponderEliminarUn gran micro. Me gusta.
ResponderEliminarMuchas gracias por seguirnos en acompáñame, estamos a tu lado, ya estas enlazada a nuestro blog. Un besazo.
ResponderEliminarPor un momento sospeché que se trataba de pelagrosis erotromitoza, pudo ser peor.
ResponderEliminar¡Justiciero el animalito!
ResponderEliminarBesos.
Esos bichos son de temer.
ResponderEliminarSaludos