Temiendo a los infiernos, así andamos
que además de los otros, los infiernos
también somos nosotros
nuestros miedos nos vuelven más temibles
más sádicos y abyectos
más débiles nos vuelven, nuestros miedos
de volvernos invisibles
Y van decrepitando con nosotros
empiezan a tornarse pestilentes
reptan y se desprenden
se escurren hacia afuera
vagan entre la noche algunas horas
devorando oscuridades
pero vuelven a entrar antes del alba
y nos empujan al sótano
sabiendo que sabemos
que el infierno está bajo la tierra
nos hacen escuchar los chillidos de las ratas
entre los huesos crujientes
putos miedos infernales.
en cambio otros brillan tanto que se hacen invisibles.yo prefiero el miedo a la mentira, en las alcantarillas se vive conofortablemente verdadero.
ResponderEliminarno me da tiempo a pensar en donde arderé despues
ResponderEliminarComo dice un Proverbio chino:
ResponderEliminar"El que teme sufrir ya sufre el temor".
Muy buena Entrada.
Un abrazo.
Un placer conocerte, y conocer tu blog. Un saludo
ResponderEliminarEsa noche debió de ser terrible. El miedo no obstante es un sentimiento muy beneficioso, sin él seríamos unos locos inconscientes. Para los grandes dolores existen ciertas drogas que nos ayudan a pasar esas horas difíciles, más tarde sin duda (a veces se tarda años) ocurrirá un desenlace, pero no desoigas las advertencias de tu interior, ellas saben mejor que nadie lo que te conviene.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué delicia el despertar!
ResponderEliminarHasta la noche más blanca y almibarada se vuelve tedio cuando el pánico nos atenaza, monta a horcajadas en nuestro lomo y nos fustiga a galopar en vez de ser jinetes de nuestros sueños.
ResponderEliminarSaludos
El miego es el más ignorante, el más injurioso y el más vruel de los consejeros.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias amigos
ResponderEliminarPor el calorcito de vuestros comentarios
Un abrazo!